domingo, 12 de abril de 2009

Ojos, oídos, dientes y…lentes para Juanjuí. 5 de Mayo del 2006




Habían transcurrido dos horas y media viajando apiñados en un pequeño microbús sin amortiguadores y ya teníamos adormecidas las sentaderas cuando nos detuvimos para estirar las piernas y comer algo. Sólo hemos recorrido 90 kms desde Tarapoto y aún falta una hora y media de camino por una carretera repleta de baches y encalaminado.

Estamos en el pueblo de Picota saboreando una cecina con plátano y vamos con rumbo a Juanjuí, una pequeña pero bella ciudad a orillas del río Huallaga. Que contraste tan grande con el vuelo de Lima a Tarapoto, de casi 700 Kms y que solo tardó 57 minutos.

Para llegar por tierra desde Lima se puede tardar 30 horas atravesando varias cordilleras y luego recorriendo la Carretera Marginal de la Selva, pues ninguna de las carreteras de penetración llega a Juanjuí directamente.


Paradójicamente, Juanjuí tiene un gran aeropuerto al borde de la ciudad, pero debido a la escasa población no resulta rentable para las líneas comerciales y solo tiene uso militar, por lo que para viajar vía aérea a la costa, solo puede usarse un esporádico vuelo de apoyo de la Fuerza Aérea ó viajar por tierra durante 4 horas hasta el aeropuerto de Tarapoto.

Estas dificultades ocasionan que su población sufra de muchas carencias, entre ellas el de los servicios de salud. Si bien cuentan con un hospital del estado, este solo tiene uno que otro médico general y gran déficit de medicamentos. En la ciudad hay médicos particulares pero el costo no está al alcance de los indígenas y de los campesinos más pobres.

Son las ocho de la noche cuando el microbús se detiene frente al Hostal El Edén a escasos 30 metros de la Plaza Mayor de Juanjuí que bien iluminada, limpia y con bonitos jardines, es recorrida pausadamente por los vecinos. Nuestros maltratados esqueletos se recuperan mágicamente al bajar de la incómoda movilidad y luego de guardar los equipajes salimos a caminar. El centro de la plaza tiene un monumento que representa a los restos arqueológicos descubiertos en el Gran Pajatén y sus necrópolis.

Juan Carlos Velásquez vive en Bruselas. Su padre es de Andahuaylas y su madre es de Juanjuí. El viaja al Perú cada año trayendo el aporte de amigos belgas que permiten pagar los pasajes para los profesionales que colaboran en estas campañas médicas gratuitas. Con su familia –su papá, una tía caritativa, sus hermanas que viven en el extranjero y un cuñado- ha formado el grupo de acción social “Amigos de Buen Corazón”.

Este grupo coordina con los médicos de varias especialidades hasta conseguir que todos puedan viajar en la misma fecha al lugar elegido y para facilitar la labor social, coordina también con las parroquias, con las autoridades locales y funcionarios de Salud y Educación. De esta manera se consiguen facilidades de alojamiento, alimentación y local para el trabajo médico.


El Restaurant La Selva, está en uno de los lados de la plaza, y en adelante nos dará pensión. Mañana, en el otro lado de la misma, empezaremos a trabajar en La Casa del Maestro, enorme local conseguido por gestión de una prestigiosa profesora del lugar.

A las ocho de la mañana del sábado 6, el enorme patio techado utilizado como auditorio empieza a llenarse de gente solicitando atención médica. Los especialistas están instalados alrededor de las bancas del auditorio que sirven de sala de espera. Con el aporte de todos se brinda consultas médicas gratuitas y tratamientos, además de dentaduras postizas y anteojos donados. Los pobladores con trabajo ó con mayores recursos que solicitan consultas privadas contribuyen con sus pagos a comprar mas material para la atención de los mas pobres.

Un odontólogo con dos asistentes, cura, extrae y prepara dentaduras postizas. Un otorrinolaringólogo con una asistente revisan uno por uno a una larga fila de pacientes de todas las edades. Una nutricionista asesora a las madres sobre la forma de obtener una alimentación balanceada con predominio de alimentos de la zona. Un médico clínico atiende varias dolencias y un oftalmólogo opera carnosidades, cura chalazios y orzuelos y mide la vista. A su lado yo colaboro con las mediciones y con la atención de las recetas de anteojos.

Durante la mañana mucha gente se dedicó a observar y a preguntar sobre la atención médica. Por la tarde la afluencia fue masiva. La temperatura bordeaba los 33° C. Empapados en sudor todos trabajamos sin parar hasta el anochecer. Hubo una gran demanda por lentes de todo tipo; la máquina del dentista no dejó de vibrar ni un minuto. El otorrino extraía tacos de cerilla de los oídos, curaba faringitis y alergias, mientras el oculista eliminaba una obstrucción del conducto lacronasal y en la mesa de la óptica, los pacientes escogían sus anteojos.

Mientras se desarrollaba la atención, un hombre joven de tez trigueña oscura y pelo lacio chuto, rondaba observando sin preguntar. Salió del local y momentos después regresó con un acompañante con una videograbadora. Al anochecer volvió a ingresar pero esta vez se identificó. Era el Alcalde de Juanjuí, quien estaba impresionado con la labor. Conversó con nuestro coordinador y le ofreció colaborar con nuestro alojamiento y alimentación para bajar nuestros gastos.

El domingo por la mañana llegaron además los pobladores de las comunidades vecinas. Había mas gente en los consultorios que en la iglesia del frente. Por la tarde fuimos a almorzar a un restaurant campestre junto al río Huallaga. Pedí un “zúngaro” a la parrilla, enorme y sabroso pez de río. Mientras lo servían, dejé mi teléfono celular junto a un murito que bordeaba el comedor y me puse a filmar a unas hormigas gigantes. Las mas grandes miden 12 cms. y caminan muy rápido. Al recoger mi teléfono había junto a el, un enorme gusano anaranjado con puntitos fucsias, casi del mismo tamaño del aparato. Me imaginé la tremenda mariposa en que pronto se convertirá.

Terminado el almuerzo, ante nuestra sorpresa, el dentista, Dr. Leo García se puso ropa de baño, se metió al río y con gran esfuerzo luego de ser arrastrado como 400 metros por la corriente, llegó nadando al islote del frente. Tras reponer un poco de fuerzas, caminó por la orilla contra la corriente y premunido de un palo a manera de bastón emprendió el regreso.

Estaba casi a la mitad del río cuando el bastón se rompió, perdió el equilibrio y se sumergió totalmente en la corriente. ¡¡Nuevamente a nadar.!! Con gran esfuerzo alcanzó nuestra orilla 300 metros más allá. Regresó caminando con la respiración muy agitada y reconociendo que había cometido una gran imprudencia.

La noche del domingo mientras paseábamos por la plaza repleta de gente, observamos que de una camioneta estacionada, bajaban un tremendo tablero, un micrófono y unos potentes parlantes. El juego de Bingo iba a empezar. Vendieron cartones en toda la plaza y apenas empezaron a cantar los números, todos guardaron silencio hasta escuchar el grito del ganador.

Nuestro odontólogo quien necesitaba reponer las energías perdidas en el río Huallaga, llegó a la plaza con una botella de UVACHADO, licor típico de esta zona de la selva que se prepara macerando uvas Borgoña en aguardiente de caña endulzado con miel de abejas. Tras un par de copas nos fuimos a dormir como angelitos. Mañana nos espera un arduo trabajo.

La afluencia de pacientes se mantuvo lunes y martes sin tregua. Los pacientes atendidos pasaron la voz a sus parientes y amigos
y las colas parecían interminables. Cuando al final de cada campaña, los pobladores nos preguntan ¿Cuándo regresan?, nos invaden sentimientos encontrados pues a pesar de la labor realizada queda mucho mas por hacer. Han quedado atrás muchos dolores de oídos y de muelas. Otros tantos vuelven a leer, coser y bordar sin dificultad.

Los anteojos con medidas complicadas serán fabricados en Lima y enviados por bus. La administradora de una cabina de internet me hizo un canje, sus anteojos de lectura a cambio de enviar cada noche, mis pedidos por internet a Lima.

El martes en la noche en sesión del Concejo Distrital de Juanjuí fuimos felicitados verbalmente y por escrito mediante una resolución de alcaldía y nos ofrecen mayor colaboración para la siguiente campaña.

El miércoles a mediodía emprendimos el regreso a Tarapoto en microbús. Esta vez está mejor de amortiguadores pero las llantas tienen tan poca cocada que casi se ve el aire de adentro. En Bellavista, un poblado en la ruta, una señora gritaba ¡¡Bajan, bajan!!
pero el chofer no detenía el microbús. ¡¡Bajan!! Volvía a gritar la señora y el chofer enmudecía mientras su máquina disminuía lentamente la velocidad. Finalmente se detuvo. La señora bajó renegando. El chofer y su ayudante también bajaron y anunciaron:
¡¡Bájense todos que voy a reparar los frenos que se han vaciado!!
Subieron la llanta posterior sobre unas piedras y se metieron debajo a buscar la cañería rota. Tan solo quince minutos después continuamos el viaje a Tarapoto.

A mi lado una señora lactaba su bebe de 4 meses y este no se inmutó ni con el calor ni con el viento ni con la tierra que entraba por las ventanas. Siempre sereno, mamaba, dormitaba, despertaba y sonreía…durante 4 horas contínuas.

A mi otro costado, una señora mayor llevaba un costalillo de polipropileno debajo de su asiento. Tenía cinco pollos de diferentes tamaños y cada cierto tiempo abría la bolsa, ventilaba los pollos, los acomodaba para que ninguno quede con la cabeza debajo y tal como hacían las señoras antiguas para planchar la ropa, se llenaba la boca de agua y la soplaba en forma de spray sobre los animalitos para reducirles el calor.

Llegamos al aeropuerto de Tarapoto a las 4 de la tarde. El vuelo de las 7 y 45 de la noche ha sido reprogramado para las 9 y 45 pm. por niebla en Lima. En tres mototaxis paseamos por la ciudad y fuimos a visitar a un señor que es una institución en la ciudad: Ghunter Arévalo del Aguila, ex presidente del Club San Martín y del Club de Leones, promotor y aupiciador de varias campañas médicas gratuitas en Tarapoto y Lamas. La gente dice que si no conoces a Ghunter, no conoces Tarapoto.

Nos recibió en su enorme casona convertida ahora en hostal pues todos sus hijos se casaron y se mudaron. Nos brindó dos habitaciones con baño é hizo preparar unos piqueos con jamón, paté y encurtidos. Entre cervezas y whiskeys recordamos las campañas anteriores y se comprometió a promover una mas.

La línea aérea nos pidió estar a las 9 pm en el aeropuerto pero el vuelo se postergó hasta las 11 pm. y luego se volvió a postergar hasta las 12 de la noche. ¡¡Por fin llamaron!! ¡Paguen su tasa aeroportuaria y pasen a sala de embarque! ¡El avión prendió motores! …pero media hora mas tarde los volvió a apagar. ¡Lima sigue nublado! ¡Se suspende el vuelo hasta mañana! ¡Mas información a las 7 am.!

¡Los pasajeros procedentes de Iquitos en tránsito hacia Lima serán llevados a un hotel!.... ¿y nosotros?
¡Los pasajeros de Tarapoto esperen que estamos coordinando movilidad. Serán llevados a un hotel!
El personal de la aerolínea desapareció del counter. Llegó comida delivery para ellos.
¿y nosotros?.... Son las 2 de la madrugada. Empezaron los reclamos airados por causa de la desinformación.
¡Esperen que estamos coordinando!
Llegó una 4 x 4 de la policía y los empleados se fugaron.
Nos tocó dormir en las bancas del aeropuerto, pero antes hice una denuncia en la Delegación Policial del aeropuerto por el maltrato y la desinformación de la línea aérea.

Al mediodía del jueves partimos hacia Lima y a la 1 pm estábamos esperando nuestros equipajes. Bajaron los maletines y encomiendas pequeñas pero los instrumentos médicos no aparecen. ¡Señores pasajeros regresen a las 4:30 pm! ¡Debido al retraso de los vuelos, sus equipajes no fueron desembarcados por el apuro y están rumbo al Cuzco! ¡Llegarán a las 4:30 pm!
Tuvimos que almorzar en el aeropuerto del Callao y esperar las maletas.

Hoy me confirmaron que todos los lentes que despaché para Juanjuí, llegaron en buen estado en una bien protegida encomienda, después de 28 horas de viaje desde Lima. El bus toma la carretera Central y sube hasta La Oroya, se desvía hacia el oriente y sigue subiendo hasta las alturas de Cerro de Pasco para iniciar la bajada hasta Huánuco y desde ahí, ya en la amazonía, enfila hacia el norte por la Carretera Marginal de la Selva, siguiendo el curso del río Huallaga pasando por Tingo María, Uchiza y Tocache , hasta llegar a Juanjuí. ¡Tarea cumplida!

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