domingo, 12 de abril de 2009

DE CHARLLOTTE A PUNTA SAL. BODA, SANTOS Y ALGO MAS. Abril del 2005





Mi sobrina Claudia se casa el 3 de Abril en Charlotte, Carolina del Norte. Es hija de Maricarmen, hermana de Marinés. Su otra hermana, Marisabel celebrará su cumpleaños en Punta Sal, Túmbes, el 14 y al día siguiente su prima Frida celebrará el suyo en el mismo lugar. Como una manera de celebrar la jubilación de Marinés en Noviembre, después de 35 años de trabajo en el Banco de Reserva, decidimos no perdernos ninguno de estos acontecimientos.

Partimos 5 días antes de la boda para hacer turismo y ayudar en los preparativos. Nuestra escala en Miami nos dió tiempo solo para almorzar en La Carreta -restaurant cubano muy concurrido- y hacer algunas compras pequeñas en el aeropuerto.

Al llegar a Charlotte en la noche, Claudia y Maricarmen nos esperaban en el aeropuerto y nos llevaron al Marriott CourtYard de South Park. Nos impresionó mucho la belleza de la ciudad, su tranquilidad y ausencia de ruidos molestos, sus hermosos parques y bosques, la educación y cortesía de sus habitantes y su preocupación por su buena presencia. Es muy raro encontrar personas obesas ó mal vestidas ó con el pelo descuidado.

Es primavera y las calles estan engalanadas con filas de pequeños árboles repletos de flores blancas. El centro de la ciudad está en una colina y lo llaman el up-town -a diferencia del clásico down town de las ciudades norteamericanas- y sorprende su tranquilidad y poca contaminación ambiental a pesar del tráfico. Su ubicación elevada y bien ventilada, su moderno parque automotor y el orden, permiten unas calles limpias con árboles y jardines bien cuidados.

Desde el primer desayuno en el hotel, el personal nos hizo sentir como en casa y por culpa del buffet tan rico, hasta hoy no puedo eliminar 3 kilos de exceso localizados exclusivamente en el abdómen. Almorzamos en el Mimosa Grill en la Plaza Wachovia y quedamos gratamente impresionados por la buena y variada comida complementada con una atención de primera.

El clima primaveral estaba muy agradable pero El Canal del Tiempo pronosticaba lluvia y fuertes vientos para el sábado, día de la boda. Dos tormentas casi paralelas se desplazaban a ambos lados de Charlotte sin tocarla directamente, pero los vientos hicieron imposible la celebración al aire libre en el Club House de un hermoso condominio en la zona de Pineville. El viento apagaba las velas y hacía caer los floreros. Felizmente el salón fué lo suficientemente amplio para la ceremonia y para la disposición de las mesas para los invitados.

Juan Carlos y Claudia -los novios- irradiaban felicidad. La ceremonia, sencilla pero muy emotiva terminó en baile y comida peruana. La alegre fiesta se prolongó hasta la medianoche. Había tanta comida que al día siguiente invitaron a todo el personal del hotel a probar los variados platos peruanos.

Regresamos a Lima el lunes 4 y tres días después estábamos viajando nuevamente. Hicimos una escala en Piura antes de viajar a Punta Sal para la celebración de los dos cumpleaños –de Marisabel y de Frida- pues uno de mis compañeros de colegio nos invitó a un tour de playas y comidas típicas. Aprovechamos la ocasión para visitar mi colegio, el San Ignacio de Loyola y su capilla que estrenaba nuevo altar de madera tallada por los artesanos de Chacas y que mi promoción acababa de donar.

Durante nuestra estadía en Piura, recorrimos las playas de Colán, Yacila y Cangrejos, visitamos el puerto de Paita y luego, en la ciudad de Catacaos, almorzamos en una picantería típica. Pasamos unos días de descanso disfrutando raspadillas a la sombra de algún algarrobo, unas cremoladas al atardecer en la avenida Grau ó un rico chifa por la noche y una alegre reunión de compañeros de colegio, plena de recuerdos y graciosas anécdotas de la infancia.

...Y llegó el día 14, cumpleaños de Marisabel. Ella y Roby Temple llegaron a Piura con Angel y Franca, amigos con quienes veranean en Ancón y partimos en una camioneta con aire acondicionado rumbo a Punta Sal con suficientes pertrechos de champagne y whiskey para celebrar los dos cumpleaños contínuos. Allá nos
esperaban Eduardo y Frida. Esa noche a la hora de la cena encontramos el comedor y nuestra mesa decorada con globos. Marisabel no creía que los adornos eran en su honor hasta que el personal del hotel se acercó con una torta cantando el Happy Birthday y nos pidieron subir luego al bar donde una pequeña pero muy alegre orquesta nos invitaba a cantar y bailar. En este alegre ambiente llegó la medianoche. Terminaba el santo de Marisabel y empezaba el de Frida pero había que respetar el descanso de los demás huéspedes así que terminamos de cantar Las Mañanitas y nos fuimos todos a la piscina.

Durante el día nos defendimos del fuerte calor tumbesino alternando el mar con la piscina y el jacuzzi playero de agua salada y en la noche, el personal del hotel nos tenía preparada otra sorpresa, una deliciosa cena de gala servida en el comedor de la carabela, un lugar mas privado y con aire acondicionado.

La mañana siguiente salimos a pasear en yate por los alrededores y encontramos una enorme manada de delfines. Las hembras pescaban con sus pequeñas crías al lado y pasaban junto al yate, saltando coordinadamente dándonos un maravilloso espectáculo.
Las vacaciones tienen que terminar y debemos regresar al Lima, pero lo hacemos con el espíritu renovado y con el ánimo mejorado para seguir enfrentando los retos del trabajo.

1 comentario:

  1. Que bien Roberto que la felcicidad familiar siempre este presente en tu vida.Sigue sigue

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