Para romper la rutina de almorzar en La Cantuta los domingos de invierno, Marinés y yo con unos amigos decidimos salir de Lima y almorzar en Azpitia.
Nos llevamos una grata sorpresa. Está a solo 50 minutos al sur de Lima a la altura de San Antonio, hacia el este, subiendo por el valle del río Mala.. El camino es totalmente pavimentado hasta el pueblo de Santa Cruz de Flores y solo 2 km de buen camino afirmado. Un día soleado y con poco tráfico nos alegró el viaje. Durante el corto recorrido de ascenso por la ladera sur del valle de Mala, desde el pueblo de San Antonio en el Km. 80 de la antigua carretera Panamericana Sur, hasta Azpitia, hay solo 7 kms. pero repletos de paisajes que embellecen más en la medida que se sube.
La zona eminentemente agrícola se mantiene verde no obstante estar durante su época mas seca. Además de cultivos de hortalizas, observamos muchos viñedos a lo largo del camino. La producción de uva se utiliza principalmente en la elaboración de pisco que se ofrece en bodegas y puestos al pié del camino. El paisaje sería mas bello si los pobladores de la zona no siguieran la pésima pero muy peruana costumbre de dejar inconclusas las ampliaciones de sus viviendas ó locales, con muros sin enlucir ni techar.
Al llegar a Azpitia encontramos numerosos restaurantes que le han sacado el máximo provecho a su hermosa vista al valle, construyendo terrazas y balcones en la ladera y los acantilados desde donde los visitantes y comensales pueden disfrutar del paisaje mientras saborean la comida típica. Llegamos un poco antes de la 1 de la tarde y nos extrañó encontrar poca gente. Estacionamos el auto con facilidad y pudimos escoger un local y una mesa ubicada a nuestro gusto. Entramos al Restaurant Balcón del Cielo a la 1pm. y media hora después no quedaba mesa vacía ni lugar para estacionar. Se repletaron este y varios locales de un momento a otro.
Esta es época de camarones y los preparan muy bien. El chicharrón de camarones es para chuparse los dedos y lo sirven acompañado de trocitos de yuca tierna bien frita para remojar en diferentes salsas ó ají. La papa con salsa de Ocopa estuvo en su punto y la trucha a la plancha, deliciosa.. Probamos también su especialidad de camarones en salsa de champignones, vino y aceite de oliva y rissoto. La excelente comida, fue adecuadamente acompañada con algunos buenos vinos que trajimos de Lima y no nos cobraron derecho de corcho.
Durante el almuerzo pudimos fotografiar y tomar videos desde el balcón en el acantilado. Animales pastando, agricultores labrando la tierra con su yunta, algunos gavilanes planeando en las corrientes de aire cálido sobre el valle verde y soleado. Un espectáculo diferente, bello y entretenido.
Terminamos el almuerzo con unos postres sorprendentemente bien preparados, tartaleta de manzana, crepes flameados con pisco de la zona y panqueques con manjarblanco y emprendimos el regreso con el tráfico muy fluído, sin sobresaltos y en pocos minutos estábamos en Lima tomando café y comentando lo agradable que resultó el paseo dominical. Ni punto de comparación con los atracones de tráfico de la carretera a Chosica ni con la peligrosa y congestionada carretera a Ancón. Hacia el sur todavía es agradable viajar y esperamos que continúe así si no prosperan las desordenadas invasiones de terreno al borde de la pista como la que ha ocurrido entre las playas de San Bartolo y Santa María desde hace mas de dos años, sin que autoridad alguna los desaloje. Existe el peligro de que pronto jueguen niños y perros en la autopista y si nadie hace nada, habrá un mercadillo con sus carretillas dificultando la circulación, tal como sucedió en Puente Piedra en la Panamericana Norte –camino a Ancón- y en Ate-Vitarte en la Carretera Central –camino a Chaclacayo y Chosica
Por ahora hemos podido disfrutar el viaje, el almuerzo y el paisaje de Azpitia, el balcón del cielo.
Nos llevamos una grata sorpresa. Está a solo 50 minutos al sur de Lima a la altura de San Antonio, hacia el este, subiendo por el valle del río Mala.. El camino es totalmente pavimentado hasta el pueblo de Santa Cruz de Flores y solo 2 km de buen camino afirmado. Un día soleado y con poco tráfico nos alegró el viaje. Durante el corto recorrido de ascenso por la ladera sur del valle de Mala, desde el pueblo de San Antonio en el Km. 80 de la antigua carretera Panamericana Sur, hasta Azpitia, hay solo 7 kms. pero repletos de paisajes que embellecen más en la medida que se sube.
La zona eminentemente agrícola se mantiene verde no obstante estar durante su época mas seca. Además de cultivos de hortalizas, observamos muchos viñedos a lo largo del camino. La producción de uva se utiliza principalmente en la elaboración de pisco que se ofrece en bodegas y puestos al pié del camino. El paisaje sería mas bello si los pobladores de la zona no siguieran la pésima pero muy peruana costumbre de dejar inconclusas las ampliaciones de sus viviendas ó locales, con muros sin enlucir ni techar.
Al llegar a Azpitia encontramos numerosos restaurantes que le han sacado el máximo provecho a su hermosa vista al valle, construyendo terrazas y balcones en la ladera y los acantilados desde donde los visitantes y comensales pueden disfrutar del paisaje mientras saborean la comida típica. Llegamos un poco antes de la 1 de la tarde y nos extrañó encontrar poca gente. Estacionamos el auto con facilidad y pudimos escoger un local y una mesa ubicada a nuestro gusto. Entramos al Restaurant Balcón del Cielo a la 1pm. y media hora después no quedaba mesa vacía ni lugar para estacionar. Se repletaron este y varios locales de un momento a otro.
Esta es época de camarones y los preparan muy bien. El chicharrón de camarones es para chuparse los dedos y lo sirven acompañado de trocitos de yuca tierna bien frita para remojar en diferentes salsas ó ají. La papa con salsa de Ocopa estuvo en su punto y la trucha a la plancha, deliciosa.. Probamos también su especialidad de camarones en salsa de champignones, vino y aceite de oliva y rissoto. La excelente comida, fue adecuadamente acompañada con algunos buenos vinos que trajimos de Lima y no nos cobraron derecho de corcho.
Durante el almuerzo pudimos fotografiar y tomar videos desde el balcón en el acantilado. Animales pastando, agricultores labrando la tierra con su yunta, algunos gavilanes planeando en las corrientes de aire cálido sobre el valle verde y soleado. Un espectáculo diferente, bello y entretenido.
Terminamos el almuerzo con unos postres sorprendentemente bien preparados, tartaleta de manzana, crepes flameados con pisco de la zona y panqueques con manjarblanco y emprendimos el regreso con el tráfico muy fluído, sin sobresaltos y en pocos minutos estábamos en Lima tomando café y comentando lo agradable que resultó el paseo dominical. Ni punto de comparación con los atracones de tráfico de la carretera a Chosica ni con la peligrosa y congestionada carretera a Ancón. Hacia el sur todavía es agradable viajar y esperamos que continúe así si no prosperan las desordenadas invasiones de terreno al borde de la pista como la que ha ocurrido entre las playas de San Bartolo y Santa María desde hace mas de dos años, sin que autoridad alguna los desaloje. Existe el peligro de que pronto jueguen niños y perros en la autopista y si nadie hace nada, habrá un mercadillo con sus carretillas dificultando la circulación, tal como sucedió en Puente Piedra en la Panamericana Norte –camino a Ancón- y en Ate-Vitarte en la Carretera Central –camino a Chaclacayo y Chosica
Por ahora hemos podido disfrutar el viaje, el almuerzo y el paisaje de Azpitia, el balcón del cielo.
Estuve en restaurant el "Balcón del Cielo" el sábado 04/08/2012 y este es mi comentario:
ResponderEliminarLo recomiendo si lo que quieren es tener una experiencia de almorzar en un lugar bonito, con buena vista, mejor dicho: Si lo que quieren es impresionar a la vista es el mejor lugar de la zona.
Para quienes como yo gustan del buen comer, tienen paladar exigente, recorren largas distancias y pagan el precio que sea por comer lo más exquisito (así sea en un 5 estrellas o en una chocita), entonces NO se los recomiendo pues se van a decepcionar y van a sentir lo que yo: Que la comida no justifica el precio ni el esfuerzo del viaje.
NOTA:
El viaje a Aztipia si que vale la pena, es hermoso y muy cerca de lima.