domingo, 12 de abril de 2009

LO QUE EL VIENTO NO QUISO LLEVARSE Junio 2002


La invitación del Yatch Club Peruano para la regata anual en su sede de Paracas los días 29 y 30 de Junio nos llenó de entusiasmo. En esta época en que Lima se torna gris por la niebla y la garúa, nos agrada salir a buscar un poco de sol y buen viento en la península. Contábamos además con un ingrediente adicional: un confraterno desayuno dominical en el hotel, muy madrugador por cierto, para ver por televisión la final del mundial de fútbol. Con estos alicientes, la convocatoria logró reunir a las tripulaciones de once veleros oceánicos y algunos familiares; más de cien personas en total.

Cuando los vientos del sur que soplan sobre el mar de Ica se encuentran bruscamente con la península de Paracas y la atraviesan subiendo sobre sus lomas para volver a bajar sobre el mar de la bahía, se produce un fenómeno de aceleración del viento muy común en la zona, conocido como “paraca” que cuando coincide con una regata de veleros le imprime un alto grado de emoción. La gran velocidad que logran las embarcaciones obliga a los tripulantes a utilizar toda su pericia en cada maniobra para evitar roturas en las velas y en los aparejos é inclusive volcaduras y naufragios.

El sábado 29 amaneció un poco nublado con una suave brisa procedente del norte que no lograba hacer flamear la bandera del muelle pero alrededor de las once de la mañana el sol amenazaba con salir, aumentó la luminosidad y el viento empezó a cambiar de rumbo viniendo desde el oeste, lo que animó al juez de regatas a colocar la boya de partida é iniciar la cuenta regresiva. Si el sol aparecía con mas fuerza y el viento continuaba cambiando de rumbo hasta venir del Sur se podía garantizar una emocionante competencia.

Al mediodía se dió la partida. El recorrido consistía en salir de Paracas hacia el noroeste rumbo a las islas Chincha, bordearlas y continuar hacia el suroeste hasta las islas Ballestas famosas por su variada fauna de aves, peces y lobos marinos y regresar a la bahía. Se puso como hora límite de llegada las 8.00 pm.. Si alguna embarcación llegaba después de esa hora, lo cual era insospechable, quedaría descalificada. Con el viento de mediana intensidad de la partida, podíamos estimar un tiempo máximo de 5 ó 6 horas para completar el recorrido, pero esperando el viento fuerte de la tarde podríamos tardar mucho menos.

Para nosotros, los de la tripulación del Counterpoint, la emoción era grande porque estábamos de estreno. Por fin podíamos utilizar la tan esperada nueva vela mayor y justo a tiempo pues la antigua se estaba desintegrando por el exceso de uso y había perdido forma con los continuos parches y costuras de refuerzo. El viento no aumentaba pero la nueva vela se comportaba con eficiencia permitiéndonos mantenernos bien ubicados en el primer tramo. Al verla bien formada, nuestro capitán Eduardo Heinrich, normalmente abstemio preguntó: ¿Dónde está el ron? emulando a Carlos Bravo, uno de nuestros compañeros de tripulación, esta vez ausente, y propietario del famoso velero J-24 Sunsplash, varias veces Campeón Nacional. Según Carlos, su velero siempre campeonaba porque nunca faltó el ron, su mas preciado combustible. Ante tan inesperado pedido decidimos bautizar la vela con un buen ron de Jamaica y callé mi pensamiento: Si ganamos la competencia bautizaremos también al Capitán, como es de rigor, lanzándolo al agua al llegar.

El velero Hawk, el más grande y veloz en competencia fue el primero en bordear las islas Chincha, luego nosotros en ardua lucha por el segundo lugar con dos veleros gemelos muy marineros, Tunante y Tormento. El resto de la flota venía mas rezagada cuando nosotros terminamos de bordear en forma muy ceñida la primera de las islas cuando el viento lejos de aumentar como esperábamos, simplemente desapareció y nos quedamos bamboleándonos toda la tarde. Cambiando las velas gruesas por otras mas delgadas logramos alejarnos lentamente de las rocas y el oleaje y decidimos esperar. En nuestra costa, cuando el viento norte se detiene y aparece una calma chicha es porque se viene el viento sur con fuerza. ¡Paciencia! ¡Cuando aparezca el ventarrón llegaremos a Paracas casi volando!
Aprovechamos la calma para servirnos un variado refrigerio y empezó a caer la noche. El cielo completamente despejado mostraba todas sus estrellas. Nos concentramos en la Cruz del Sur. Por allí aparecería el viento. Todavía hay tiempo- nos repetíamos- dándonos ánimos para no abandonar la regata y prender el motor. Pero el viento no daba signos de su existencia. Pensamos en Cristóbal Colón en una calma así con los marineros amotinándose por escasez de víveres y agua fresca, sin refrigerador ni conservas,, sin motor, radio ni radar, ¡y sin GPS revolucionario instrumento conectado a varios satélites que nos indica permanentemente nuestra posición en el mapa, nuestro rumbo, velocidad y tiempo estimado de llegada.. De repente la radio nos sacó abruptamente de nuestras divagaciones: El velero Hawk a cuya tripulación imaginábamos ya tomando lonche en Paracas, anunciaba su retiro por falta de viento. No había podido llegar a las Islas Ballestas y le sería imposible llegar antes de las 8 pm. la hora límite. Una a una todas las naves fueron anunciando su abandono. Extrañamente el símbolo de Paracas, el que le dio su nombre a la península, nunca apareció; esta vez EL VIENTO NO SE LLEVÓ NADA. La bahía estaba inmóvil, con todos los veleros anclados y las luces del balneario reflejadas sobre el agua como un espejo. En esa impresionante quietud, apenas unas cuantas gaviotas en vuelo nos hacían notar que no era un cuadro o una fotografía.

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