domingo, 12 de abril de 2009

NAVEGANDO BAJO LAS ESTRELLAS Mayo del 2007


Se acerca la hora de la partida y 16 veleros han desplegado sus velas. Hacia las 8 de la noche del viernes 25, el viento aumenta entusiasmando a los veleristas que tratarán de llegar a la meta completando el recorrido nocturno de La Punta – Chorrillos – Islas Palominos – Isla Grande de Ancón – La Punta.

Esta noche el balneario de La Punta ofrece el bello espectáculo marino del ir y venir de las grandes velas de los cruceros oceánicos reflejando el brillo de la luna, recorriendo ansiosamente la línea imaginaria de partida entre la lancha del juez de regata y el espigón de la Escuela Naval. Los veleros recorren la línea tratando de encontrar una posición favorable cuando el juez al izar su bandera, haga la señal de partir. Un cielo despejado, con media luna brillante y muchas estrellas -muy inusual durante el normalmente nublado otoño limeño- nos da un buen augurio para la primera regata nocturna del Campeonato Nacional de Veleros Oceánicos.

Tripulando el velero Counterpoint capitaneado por Tato Heinrich, nos repartimos los puestos entre Charly y Johnny Bravo, Miguel Viacava, Ricardo Leigh, Giorgio Samarzdich y yo. Partiremos desde La Punta con dirección a la Isla San Lorenzo y apenas los bajos del Camotal lo permitan enrumbaremos al sur pasando tras el islote Peña Horadada –frente a La Perla y San Miguel- con rumbo a Chorrillos; desde allí hasta las Islas Palominos –detrás de la Isla San Lorenzo- para luego navegar el resto de la noche con rumbo a la Isla Grande de Ancón para bordearla y finalmente retornar a La Punta en la mañana siguiente en una competencia sin escalas.

La bahía del Callao se ha llenado de un franco viento del sur y la marea está un poco baja cuando se da la partida. Salimos con rumbo a la Isla San Lorenzo y nos aproximamos a los bajos llamados El Camotal. Son bajos de arena y piedra que cambian contínuamente de lugar por los cambios de las corrientes marinas entre La Punta y la Isla San Lorenzo. De los veleros que salimos en punta, quien logre pasar más cerca de los bajos estará en la mejor posición al momento de virar hacia el sur.

Tato, al timón, controla atentamente el medidor de profundidad que marca 4 metros pero pueden haber variaciones bruscas de profundidad. George me pregunta que se siente si el velero encalla. Le respondo con un sonido onomatopéyico tratando de imitar el sonido de la quilla raspando el fondo de los bajos y en ese preciso momento al pasar una ola sentimos el primer raspón. El velero se frenó con violencia. Tato viró de inmediato buscando profundidad y todos los tripulantes nos colgamos de una borda para inclinar el velero hacia un lado y permitir que la quilla se aleje del fondo. Ahí estábamos todos colgados hacia estribor, Johnny, Charly, Miguel, Ricardo, Giorgio y yo, mientras Tato trataba de enfilar la proa hacia afuera del Camotal. Cada ola que pasa nos separa un momento del fondo marino y nos permite avanzar un poco pero al bajar volvemos a raspar fondo aunque cada vez más levemente. Seguimos manteniendo la nave bien escorada, bien inclinada, avanzando lentamente hacia la zona más profunda cuando de pronto la nave desencalla aparentemente sin daños estructurales.

De inmediato retomamos el rumbo; el peligro ha pasado pero también han pasado adelante todos los veleros de nuestra categoría. Afortunadamente el recorrido recién empieza y tendremos oportunidad de recuperarnos. La mayoría de los veleros se pegaron demasiado a la isla San Lorenzo antes de virar hacia Chorrillos. Es muy común encontrar mejor viento cerca de sus orillas pero a nosotros no nos conviene seguir en fila india recibiendo el viento sucio de los veleros de adelante. Había que jugársela y apenas pasamos El Camotal el capitán ordenó un viraje hacia el sur. La maniobra dió un sorprendente resultado. El viento en nuestro rumbo estuvo mejor que el cercano a la isla y al pasar Peña Horadada, cuya oscura silueta se dibuja frente a la costa de San Miguel, hemos recuperado varias posiciones. Tratamos de no pegarnos mucho al islote porque aunque hay suficiente profundidad, las fuertes corrientes, las olas y contraolas pueden frenar la velocidad del velero.

La noche está clara y se divisan nítidamente las edificaciones en la costa. Ahí están, bien definidas, las siluetas del Colegio Militar Leoncio Prado y la cúpula de la Iglesia de Magdalena en la Av. Sucre. Más adelante vemos con claridad los edificios de San Isidro y Miraflores y destaca la iluminación de Larco Mar y el Hotel Marriott. Esta noche, el panorama desde el mar es insuperable. Tenemos una hermosa vista de toda la bahía y la costa se divisa con sorprendente nitidez.. Podemos identificar los edificios, avenidas y quebradas mientras observamos el tráfico por el circuito de playas.

Antes de llegar a Chorrillos estamos nuevamente metidos en la pelea. Ya podemos ver con bastante claridad, las playas de Barranco, la de Agua Dulce en Chorrillos y hasta La Herradura. Ahora hay que lidiar con otro problema; al entrar en Chorrillos, la boya está muy cerca del Club de Regatas Lima y al abrigo del Morro Solar el viento disminuye demasiado. En el orden en que los veleros vamos llegando a Chorrillos, nos vamos quedando quietos, sin viento y casi todos nos volvemos a juntar frente a los espigones del club. Algunas pequeñas ráfagas nos ayudan a virar lentamente y al salir de la bahía el viento vuelve a soplar con más fuerza y enfilamos la proa rumbo a los islotes Palominos. El cielo continúa tan despejado que el brillo de la medialuna es incapaz de opacar un bellísimo cielo estrellado. Pudimos disfrutarlo hasta el amanecer en una noche excepcional.

Al pasar por los islotes Palominos, debemos enrumbar hacia el norte, Charly y Miguel izan el spinaker y regular la altura y posición del tangón para mantenerlo bien inflado. Los veleros deciden diferentes rumbos buscando el mejor viento. Al dejar atrás el cabezo norte de la Isla San Lorenzo aparece ya ante nuestros ojos toda la Bahía del Callao. Algunos deciden alejarse de la costa y otros prefieren buscar la orilla. Las siguientes horas son importantísimas para el éxito en la regata. Debemos estar muy concentrados y no dejarnos vencer por el sueño. Nosotros continuamos en línea recta con rumbo a Isla Grande. Ricardo releva a Tato en el timón y conserva muy bien el rumbo mientras Charly y Miguel en proa, y Johnny, Giorgio y yo en popa nos alternamos para mantener el ajuste adecuado de las velas, el spinaker bien inflado y la vela mayor bien orientada. Descansamos períodos cortos por turnos pues el frío y el cansancio empiezan a golpearnos. Dormité un poco sobre la cubierta y aunque no ha llovido, tengo la ropa impermeable totalmente mojada, pero por dentro mi pantalón y chompa de polar me mantienen caliente.

Son las 4:30 de la madrugada y se forma un poco de niebla baja, pero arriba el cielo sigue despejado y estrellado. El viento ha disminuído en fuerza pero nunca desapareció durante la noche. Es la hora más fría pero nos hemos librado de las muy comunes calmas chichas del amanecer. Me toca relevar a Ricardo en el timón y guiar el velero hasta Isla Grande de Ancón. Amanece mientras estoy al timón pero la niebla baja disminuye la visibilidad y no podemos ubicar a otros veleros. A las 6 de la mañana estamos frente a Ancón y divisamos Isla Grande. A lo lejos hacia la costa podemos ver un velero que ya va de regreso a La Punta pero no podemos identificarlo. Estamos por rodear la isla y Tato me releva en el timón. En ese momento nos encontramos con el velero Sestri II –nuevo integrante de la flota- que se acerca a la isla desde la costa. Cuando la tripulación de este velero se habitúe y conozca bien sus maniobras debería mejorar su perfomance y sacarnos ventaja. pues es mucho más moderno y más grande que el Counterpoint,

Al terminar de bordear Isla Grande y poner proa hacia el Callao aparecen entre la neblina varios veleros dirigiéndose recién a la isla. Hasta el momento nos mantenemos entre los punteros. A pesar del frío, del cansancio y del sueño, debemos mantener la concentración y observar bien el mar en busca de las ráfagas.

Navegamos sin contratiempos varias horas y ya tenemos el Callao a la vista. El velero Jahm y el Sestri II van mas pegados a tierra que nosotros cuando nos acercamos a la entrada del puerto. La llegada puede ser bien apretada Estamos observándolos contínuamente y comparando nuestro viento con el de la orilla cuando escuchamos el estrepitoso sonido de la sirena de un barco. A nuestras espaldas un enorme carguero entrando a puerto nos avisa que no crucemos el canal de ingreso hasta que el pase y nos obliga a virar hacia mar, pasar detrás de él con el consiguiente bloqueo del viento. El Sestri II y el Jahm logran cruzar el canal antes que el carguero y continúan hacia La Punta pegados a playa. Apenas cruzó el carguero y recuperamos viento franco y limpio enfilamos hacia La Punta regulando bien las velas. El Counterpoint está andando fuerte pero se mantiene el suspenso.

Aunque el Jahm es un velero más moderno, es mas pequeño que el Counterpoint y su handicap nos obliga a darle varios minutos de ventaja. Es difícil calcular la posición relativa a gran distancia pero cuando hicimos el último viraje hacia la meta comprobamos que el viento pagó más por nuestro rumbo y entramos holgadamente delante de los otros veleros.
Sin duda es una regata para recordar. En medio de un ambiente de camaradería, fuimos capaces de sobreponernos a una encallada temprana, disfrutar de una noche estrellada maravillosa con el bellísimo paisaje nocturna de las bahías de Chorrillos y El Callao, soportar el frío y el sueño en la madrugada sin perder el rumbo, recuperarnos de un inesperado cambio de rumbo al cruzarnos con la enorme nave de carga y llegar a la meta físicamente primeros aunque luego del cálculo de los tiempos corregidos por el handicap quedamos en segundo lugar.

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