domingo, 12 de abril de 2009

DE ANDAHUAYLAS AL TEATRO MUNICIPAL 28-Agosto-2003

Los últimos días de Agosto me resultaron muy movidos y variados. El miércoles 20 estuve en el cumpleaños de Pina Burneo hasta la una de la madrugada y tres horas después me recogió un taxi para llevarme hasta el aeropuerto. Como en años anteriores colaboré en una jornada médica de acción social en San Jerónimo-Andahuaylas. Esta vez, financiados por un grupo de universitarios belgas, asistieron siete médicos de diferentes especialidades como Odontología, Cardiología, Ginecología, Medicina general, Oftalmología y un Optico, yo, para atender las recetas de anteojos del oftalmólogo. Los jóvenes belgas, incentivados por Juan Carlos, un amigo Andahuaylino residente en su país, efectuaron antes de venir, varias actividades para recolectar los fondos para los pasajes y estadía de los médicos. Luego llegaron al Perú cuatro de ellos, para observar la campaña de salud y después de unos días de turismo por nuestra patria han regresado a Bélgica emocionados por el éxito logrado.

Los años anteriores observamos que un gran porcentaje de la población sufría de carnosidades en los ojos (pterigion) ocasionados por el fuerte resplandor solar de nuestra sierra, agravado por el viento y el polvo que reciben los ojos, sin embargo se resistían a usar lentes protectores para el sol. La mayoría de los pacientes solicitaban gotas y remedios para la constante irritación de sus ojos –inútil tratamiento para campesinos que sufren permanentemente la agresión del sol y del polvo en sus ojos- y escuchaban, incrédulos, nuestra recomendación del único modo eficiente de evitar la irritación crónica y el crecimiento de las carnosidades: Usar gafas de protección contra el sol y la radiación ultravioleta (UV). La otra alternativa cuando la carnosidad es tan grande que causa problemas visuales, ardor y lagrimeo constante, es la cirugía para eliminar el pterigion pero ello requiere de control posterior y nuestra estadía es corta.

A pesar de la resistencia a usar lentes de protección contra el sol, el año pasado, con gran esfuerzo, logramos que varios pacientes lo utilizaran. Les fue tan, pero tan bien que se convirtieron en espontáneos promotores del uso de gafas con protección UV y para nuestra sorpresa, este año los pacientes exigían que les recetaran este tipo de lentes.

Otro cambio notorio ha sido la actual aceptación del lente para visión cercana en adultos mayores con presbicia. Al identificar estos lentes con la lectura, la mayoritaria condición de analfabetismo les hacía rechazar este tipo de lentes. Los años anteriores insistimos mucho en demostrar que no solo sirven para leer, sino también para hacer reparaciones menudas, curar heridas, cambiar fusibles, escoger el arroz y las menestras, coser y bordar. Nuestra insistencia no fue en vano: Este año se agotó el primer día todo el stock de lentes para cerca y gafas de protección contra el sol y he tenido que enviar por avión un lote tres veces mayor para cumplir con los pedidos.

Sin embargo, aunque cada año son los menos, siempre hay algunos campesinos exigentes que piden lo que sería el sueño de cualquier corto de vista: GOTAS PARA VER BIEN. Como yo uso lentes permanentes, les contesto que si esas gotas mágicas existieran, tiraría mis lentes a la basura.

Una pareja de Andahuaylinos, ambos odontólogos radicados en España y que el año pasado vinieron a colaborar en la campaña médica, lograron convencer esta vez a una pareja de odontólogos catalanes, Fadi y Susana, para que durante sus vacaciones en el Perú dedicaran cinco días de trabajo gratuito en esta jornada. Terminaron agotados y con dolor de espalda al no contar con sillones hidráulicos de altura regulable, pero contentos por la gran demanda y el agradecimiento de la población.

Los otros especialistas atendieron y curaron a cientos de pacientes, logrando que los mas graves fueran hospitalizados con diagnósticos precisos y tratamientos detallados.

Como no todo es trabajo, Alfredo el oftalmólogo llevó, para las heladas noches serranas, un buen Brandy destilado por los monjes salesianos y esta vez, para no pasar el frío de viajes anteriores vine premunido de una bolsa de dormir térmica é impermeable, apta para nieve. Un gran acierto, pues con la frazada te destapas al moverte y se te congelan las zonas mas sensibles.

El odontólogo peruano tocaba bastante bien el violín y se convirtió en el animador de esas noches alejados de nuestra familia. La noche del penúltimo día, después del arduo trabajo, la población de San Jerónimo nos sorprendió gratamente con un espectáculo de danza costumbrista con niños danzarines con uniformes y máscaras Al final de la velada, españoles, belgas y peruanos terminamos bailando huaynos animadamente.

El lunes 25, último día de trabajo, para no perder la peruanísima costumbre de dejar todo para el último momento, la asistencia fue mucho mayor y las colas inmensas. No obstante, Don Crisóstomo, un reputado profesor del distrito de Talavera de la Reina, nos esperó pacientemente hasta las 9 pm. en que terminamos la atención, para llevarnos a su casa donde había preparado pollo al horno con papas y mote y destapado un par de botellas de Hidromiel, agradable licor típico de Andahuaylas. Un grupo musical con guitarras, cajón, acordeón y violín nos hizo pasar una noche muy agradable hasta la madrugada y luego de solo tres horas de descanso emprendimos el camino al aeropuerto. El madrugón fue inútil pues el avión que debería partir hacia Lima a las 7:30 am. se quedó en Ayacucho por mal tiempo hasta las 10 de la mañana. Felizmente el aeropuerto de Andahuaylas en el poblado llamado Huancabamba, a 3890 m.s.n.m. es moderno y limpio. En su restaurante desayunamos un enorme é hirviente plato caldo de gallina con una gran presa, un huevo duro entero, arroz y papa; delicioso y reconfortante plato que nos hizo mas llevadera la espera hasta que el pequeño, antiguo y ruidoso avión Antonov nos trajo sin contratiempos hasta Lima el martes a mediodía.

Después de disponer las compras para atender los pedidos pendientes dormí como un lirón. Cuando a las 6 pm. mi esposa Marinés llegó de su trabajo, yo estaba prácticamente inconsciente.

Anoche ya recuperado de tanto trabajo y tanto huaynito, nos fuimos al Teatro Municipal donde estan presentando la ópera criolla Rosa de Lima. Maravilloso espectáculo en un sobrecogedor escenario del teatro quemado hace algún tiempo por un pavoroso incendio. Músicos, actores, bailarines y cantantes nos ofrecieron una espléndida obra dirigida por Victor Miranda en la que se suceden valses, marineras, landós magistralmente interpretados. Al final, todos de pié, aplaudimos hasta más no poder. No se la pierdan.
Como no podía ser de otra manera, después de tanto trabajo, desarreglo y cambios bruscos de clima, ya no puedo seguir escribiendo pues estoy con fiebre y dolor de garganta y los escalofríos me hacen apretar las teclas erradas y corregir el texto a cada momento. Hasta pronto...

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