viernes, 10 de septiembre de 2010

Un momento para los niños. 29 de Noviembre 2009













                                                                                                                                                                                      Un momento para los niños (Valle Amauta y Tablada de Lurín )


                                                           Roberto Monge Rivero
                                                         29 de Noviembre del 2009
 
Teníamos todo preparado para viajar a Andahuaylas en Octubre. La población del distrito de San Jerónimo nos estaba esperando como todos los años para la atención médica. Los Odontólogos con sus equipos, la Otorrinolaringóloga, los Oftalmólogos y yo con mi óptica portátil estábamos listos para apoyar a nuestra amiga andahuaylina Leonarda cuya asociación benéfica “Sueños” había conseguido ayuda desde Italia para los pasajes aéreos y para materiales odontológicos y medicinas. De pronto nos dieron una pésima noticia: Leonarda –la principal promotora de las jornadas médicas en Andahuaylas- ha sufrido un serio accidente y tiene fractura de cadera y fémur.

Esta vez la que necesita ayuda es Leonarda y en medio de la tensión por su accidente, nadie atinó a continuar las coordinaciones para la jornada médica y fue suspendida.
Mientras Leonarda se recuperaba lentamente, yo atendía a mi clientela habitual en la Óptica GAFAS y entre ellos, a una señorita estudiante de Psicología que hace sus prácticas profesionales en un centro de ayuda social y psicológica para niños en zonas muy pobres y deprimidas. Ella me habló de su trabajo y me pidió apoyo en Óptica y Oftalmología para niños de 4 a 7 años en una quebrada de Vitarte llamada Valle Amauta. Grande fue su sorpresa cuando le dije que debido a la suspensión de la jornada en Andahuaylas, algunos médicos aceptaron ayudarme y que podíamos atender en las especialidades de Oftalmología, Odontología, Pediatría y Medicina General.

La atención médica se llevó a cabo en las aulas de un colegio estatal del asentamiento humano y pasaron sus controles aproximadamente 200 niños y niñas que inician su edad escolar. El Dr. Dacio Maldonado, Médico General detectó y trató parasitosis y anemias, además de afecciones bronco-pulmonares y digestivas. El Dr. Leo García, Odontólogo y sus colaboradores hicieron los odontogramas y curaciones y la Dra. Bety Yañez, Oftalmóloga del Hospital Dos de Mayo, examinó los ojos de cada niño y los casos serios fueron derivados para su atención gratuita en el Hospital. Las recetas de los lentes me fueron entregadas para su preparación y montaje. Yo tenía algunas monturas donadas para niños y el Centro de Ayuda Social que me convocó, aportó el costo de las lunas de medida de tal manera que ningún niño con problemas ópticos se quedó sin su anteojo.

Pero como estas atenciones se logran con la ayuda solidaria de varios médicos, cuando cualquiera de ellos es nuevamente convocado para ayudar, recurre a los otros a quienes apoyó anteriormente generándose una cadena de ayuda social cuyos eslabones nunca terminan de agregarse. De este modo, cuando el Doctor Maldonado fue visitado por un amigo fraile franciscano que apoya a una comunidad y un colegio humilde de la Tablada de Lurín, sin pensarlo dos veces acudimos en su ayuda para atender todo un domingo.

A diferencia de la población de Valle Amauta en Vitarte que es un asentamiento humano mas reciente y con mucha gente desempleada, en la Tablada de Lurín, la gente es pobre pero no en extremo. La población es inmensa y está más organizada. Tiene varias calles y avenidas asfaltadas, parroquias, tiendas comerciales y algunos consultorios médicos. El porcentaje de desocupados es mucho menor.
Nuevamente las aulas de un colegio se convirtieron en consultorios. Al iniciar la jornada médica la gente de todas las edades acudió a sus controles. La afluencia inicial fue moderada. Parece que la gente aquí es más cautelosa, pero a medida que los pacientes salían, se corría cada vez más la voz de que la atención era buena y pasado el mediodía la demanda desbordó la capacidad de atención y comunicamos que el próximo domingo haríamos una segunda jornada aunque no estaba prevista. En la Tablada de Lurín, la gente con empleo está dispuesta a pagar por una consulta especializada y al ver las enormes colas, pidieron tarjetas para acudir a los consultorios particulares.

El segundo domingo la gente estaba esperando la atención desde temprano y nuestra capacidad de atención fue nuevamente superada. Esta vez decidimos repartir tickets para que los que quedaron sin atención, lo hicieran en una en una tercera y última jornada dominical. Un domingo más lejos de la familia podría ser causal de divorcio pero es tanta la gente que requiere atención médica ó consejos para mantener la buena salud que lo que empezó con la intención de dedicar un momento para los niños amenazaba con extenderse eternamente. Es evidente que se requiere inversión estatal en salud, para tener un servicio sostenido en atención médica en las zonas de extrema pobreza.